LA HISTORIA DEL HOMBRE QUE TENÍA UN DOLOR

EN LA RODILLA Y DECIDIÓ IR A URGENCIAS

Debía de haberse hecho daño en el gimnasio hacía dos días. Sus amigos lo sabían: él se machacaba mucho. Sentía un pinchazo en la rodilla, leve pero muy molesto. Aquello se lo tenía que ver un médico rápido porque, si lo dejaba, podría comprometer su partido de pádel del viernes. Al llegar a urgencias, se desesperó. Además del mal gusto de las carpas que habían puesto fuera del hospital, le resultó insufrible aquella cola. Menudo coñazo. Dejó su puesto en la fila – sólo faltaba que le contagiara alguna gente de aquella…  –, y fue directamente a la enfermera, diciendo que él no iba por la covid y si podía evitar estar allí perdiendo el tiempo. “Tiene que esperar”, le dijo ella. “Esto es insufrible” – espetó. “Este es un país tercermundista. No hay quien lo aguante… Luego que favorecen la sanidad privada. Os tenían que cerrar todo este chiringuito.” La enfermera abrazó los papeles que tenía en la mano y calló. El tipo se alejó bramando y agitando los brazos.

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