LA HISTORIA DEL HOMBRE ASINTOMÁTICO

QUE COMPRENDIÓ DE UN MODO INESPERADO Y HORRIBLE LA VERDADERA MAGNITUD DE LA PANDEMIA

Cuando le preguntaban cómo estaba, respondía que le estaba saliendo barata la fiesta en la que se contagió. En cuanto pasase aquella estúpida cuarentena, iría al primer sarao del que se enterase. Estaba hasta los huevos de las mascarillas. Todo aquello de la covid era un cuento. Menuda enfermedad, que no te da síntomas. Muertos tiene que haber, siempre hay muertos. Sobreviven los fuertes. Mira Trump. Sin embargo, el día en que le llamaron diciendo que Susana había muerto de coronavirus, sintió que algo se le rompió por dentro. La quería tanto. Con la llegada de la policía a desalojar el local ni siquiera había podido despedirse de ella.

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