LA HISTORIA DEL ANCIANO QUE LLORABA

MIENTRAS IBA EN LA CAMILLA, CAMINO DE LA UCI

El vértigo de la velocidad que cogió la camilla por los pasillos generaba un aire fresco que le golpeaba en la cara, como si fuera la brisa. De sus ojos brotaban grandes lagrimones. Con todo lo que le había querido tanta gente… iba a morir solo. ¿Por qué? “Ya no habrá nadie nunca más a mi lado… ningún ser querido. Es horrible. Tengo miedo. Tengo tanto miedo…” Al finalizar el recorrido, le miro a los ojos a la médica, con gesto descompuesto e implorante. Ella le dijo: “Es verdad, ahora sólo estamos usted y yo… ahora yo soy su hijo, su hija, ese yerno que tanto le quiere y esa hermana de usted que vive en Barcelona o en Madrid… ahora sólo estamos usted y yo… pero créame que no está solo. Me cagüen la mar… no diga que está solo que yo estoy con usted y no le voy a dejar.”

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