LA HISTORIA DEL ADOLESCENTE

QUE DECÍA QUE QUERÍA MATAR A SUS COMPAÑEROS

Sintió que le hervía la sangre. Le empezó a doler la garganta y el hombro. Notó unos fuertes pinchazos en el abdomen y acabó por convencerse de que también tenía fiebre. Tenía el coronavirus… seguro. Y la culpa era de aquellos compañeros suyos que se habían quitado la mascarilla y habían amenazado con metérsela en la boca a quien se chivara. Sentía mareos y náuseas. Estaba infectado… no había duda. Quería matarlos. Al llegar a casa, estalló a llorar. Su madre le tomó la temperatura. Treinta y seis uno. En la escuela, el coronavirus es sólo uno de los problemas.

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