LA HISTORIA DE LA MÉDICA DE URGENCIAS

A LA QUE UN PACIENTE LE HIZO OLVIDARSE DE LA COVID

La cabeza de María Jesús tan sólo pensaba en acabar lo antes posible e irse a la planta covid, que estaba a reventar. Pero antes tenía que atender a un señor, de unos cincuenta y tantos, que se quejaba de lumbago, aunque se movía con una soltura más que notable. Tras la exploración, llegó a la conclusión de que, de lejos, estaba mejor que ella misma después de los doblajes. Ya tenía en la punta de la lengua las palabras antiinflamatorio y relajante muscular – pues ni le apetecía explicarle estiramientos – cuando Felipe – que así se llamaba – se dirigió a ella, con un tono a la vez seguro y ausente: ““Por favor, no me recetes relajantes, que me costó mucho desengancharme de ellos. No sabes lo que es que se te muera una hija... Creo que lo que me pasa es que somatizo… pero hoy no podía más. Usted estará hasta arriba de trabajo y yo le vengo con estas…”. A medida que brotaban sus palabras, ella iba olvidándose de la covid y de todo lo demás, para concentrarse sólo en él. Menos de cinco minutos después, él se fue y ella se quedó pensando en que la suya era la mejor profesión del mundo.

Gracias a María Jesús González

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