LA HISTORIA DE LA ENFERMERA

A LA QUE AMENAZÓ UN PACIENTE Y DE LO QUE PASÓ DESPUÉS

Cuando el hijo de la señora empezó a ponerse violento, Marta estaba sola. Él no parecía alguien agresivo, ni mucho menos, pero con sus gritos, ella empezó a derrumbarse. Llevaba allí ya demasiadas horas, con demasiada tensión. Él bramaba que le dejara pasar, que su madre era muy mayor, que se desorientaba y ella, instintivamente, cerraba el paso con su pequeño cuerpecillo. Cuando parecía que él la iba a empujar, ella se reclinó y se le escapó un doloroso sollozo. De su boca, salió un “No puedo más, Dios mío...” Él se echó las manos a la cabeza… “Pero ¿qué estoy haciendo? Discúlpeme, por favor, ¿qué estoy haciendo?” Sin tocarse ni mirarse, allí quedaron los dos, llorando desconsoladamente.

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