LA HISTORIA DE LA CHICA QUE DECIDIÓ IR A LA ACADEMIA
PESE A SOSPECHAR QUE ESTABA INFECTADA
No podía faltar a la última clase de repaso. En casa, su madre – que era enfermera en el hospital – había dado positivo. Su hermano y su padre estaban con fiebre, cada uno en su habitación, pendientes de hacerse las PCRs al día siguiente, igual que ella. El día anterior había tenido unas décimas y un malestar horrible, pero ese día estaba mejor, así que iría a la academia. La última clase – ya se lo había dicho su preparador – era fundamental. Así que fue, convencida de que, pese a lo pequeño del espacio del aula, llevando doble mascarilla no pasaría nada. Dos horas bastaron para certificar que se lo sabía muy bien. Mañana temprano, se haría la PCR y como los resultados llegarían – como pronto – al día siguiente, tampoco tendría problema para ir a hacer el examen. Estaba de suerte.